Leonardo Da Vinci, el robot. Rozando el valle inquietante.

El Museo Nacional de la Ciencia y la Tecnología de Milán  ha presentado el robot de Leonardo da Vinci. Una representación animatrónica del genio italiano que será visitable durante  la exposción Vivir con Robots (del 4 al 27 de Septiembre) en este mismo museo. Pero… ¿estamos rozando el valle inquietante?

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Tiene piel. Se ríe.  Interactúa con su interlocutor… Pero tiene ese matiz irreal que causa cierto rechazo en el humano. Es en definitiva… un robot. Cuando el profesor  Masahiro Mori (experto en robótica) propuso su teoría del Valle Inquietante hayá por los lejanos años 70  parecía que este  punto quedaba aún muy lejano.

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Gráfico sobre el Valle Inexplicable (Wikipedia)

Su exposición era simple:

Cuando la apariencia de un robot es más humana, la respuesta emocional de un observador humano al robot se irá haciendo cada vez más positiva y empática, hasta cruzar un punto a partir del cual la respuesta se vuelve una fuerte repugnancia (Wikipedia)

Las causas o motivaciones que producirían esta hipótesis son de las más variadas y pintorescas y me limitaré tan sólo a citar alguna de ellas.  Una de las principales y de las cuales estoy más de acuerdo es su apariencia de cadáver. Unos ojos que pueden moverse, dilatar la pupila, pestañear, pueden imitar la apariencia viva pero no dejan de ser un recuerdo inanimado de algo vivo al igual que ocurre con los cuerpos fallecidos. La idea de que ver un robot desmontando nos hace pensar en que somos meros carcasas vacias, o al menos remplazables. Eso puede jugar con nuestro subconsciente. Otra de las teorías habla de los famosos doppelgängers  o dobles, un punto importante si tenemos en cuenta que una gran mayoría de estos seres robotizados que han sido desarrollados en los ámbitos universitarios tienen su referente original bien en el jefe de la investigación u en otra persona viva.  Por último citar el aspecto patógeno. Aquello que no nos cuadra de una persona normal y que da la sensación de enfermedad.  Y la lista seguiría largamente pero no quiero alargarme demasiado en este aspecto.

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Proceso de fabricación de la máscara. Imágenes cortesía televisionnet.tv

 En las últimas décadas,  los avances en robótica y los continuos esfuerzos por imitar los movimientos y expresiones humanas han hecho que estemos a las puertas de esta caída abrupta en la simpatía emocional hacia estos seres inanimados. Este punto no ha sido para nada obviado por la industria encargada de fabricar a estos robots. No hay más que observar los últimos lanzamientos de robots en el mercado japonés para darse cuenta como su aspecto se ha inclinado más a unos personajillos más simpáticos digno de un dibujo animado en vez de un ser cada vez más parecido al hombre.

Pero por supuesto hay excepciones porque en el momento en el que se consiga superar este valle inquietante nos encontraremos en el siguiente nivel. Aquel donde los robots serán indistinguibles de los seres  humanos reales.  Es en ese momento donde la curva de aceptación volverá a la normalidad y serán integrados en la sociedad como nuevos individuos. Aunque la pregunta queda en el aire, ¿o no lo serán?

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Rostro del robot de Leonardo da Vinci que se podrá ver en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de Milán.

De momento nos quedamos con este intento de imitar el aspecto físico de Leonardo da Vinci desarrollado por  la Universidad de Osaka, que si bien ofrece el mismo aspecto (o al menos parecido) que se cree que debería tener Leonardo , dudo mucho que sea capaz de igual ni una milésima de su arte y genio.