Pactos y señales es la continuación lógica al libro anterior de Juan José Benítez Estoy bien. Si en su anterior obra Benítez aborda los casos de aparecidos los cuales interactúan con el mundo de los «vivos» en esta ocasion nos lleva un paso mas allá y trata los pactos y señales que podemos hacer con el otro lado (?). En este libro nos hace cuestionarnos si es posible hacer tratos con gente que ha continuado su viaje y si estos pueden contestarnos desde allí donde quieran que se encuentren. Sus respuestas, por supuesto, no son de viva voz sino que responden a sutiles señales que o bien el autor las solicita o bien son solicitadas por los protagonistas de las decenas de casos con las que Benítez completa su obra.
Durante todo el libro Benítez deja claro que las preguntas o las señales solicitadas no tienen que ser respuestas de carácter vanal del tipo: si estas bien mándame la combinacion del euro millón. No. Las señales deben de responder a un significado más profundo y de cuya respuesta se deriva una experiencia mas profunda. Tal y como el propio Juan José confeso durante la presentación del libro esta quizás es la obra donde el autor muestra más de si mismo. Habla de sus experiencias personales , los hechos que le han llevado a plantearse preguntas transcendentales.
Tal y como nos tiene acostumbrados Benítez el estilo es ágil, directo y claro. También el libro esta lleno de esquemas sobre las apariciones, fotografías de los protagonistas y detallada documentación. En algunas ocasiones las señales que aparecen descritas en el libro parecen un poco traídas por los pelos, pero otras sin embargo no tienen ningún pero que objetar. Obviamente queda a libertad del lector en discriminar cuales son más plausibles que otras. Quizás es cierto que las señales pueden ser únicas e intransferibles, con lo cual, para alguien ajeno a su contexto puede que no tengan ningún significado mientras que para otros sea una verdad absoluta e incontestable.
En su última parte, el autor se centra en su experiencia en los caballos de Troya y en los significados ocultos que su propia obra guardaba para si mismo. Creo que esta parte es una introspección profunda en la mente del autor.
Sea como fuere, el libro invita a reflexionar y a pensar y creo que esta es una de las finalidades que ha de tener un buen libro. Tras leer el libro me he quedado más convencido si cabe de que vivimos rodeados de señales, pero no del tipo de cartel luminoso o de tráfico. Si no de otro tipo de señales más profundas y de carácter más metafísico. Las señales siempre están, lo complicado es tener los ojos bien abiertos para saber descubrirlas. Quizás sea este libro una primera señal por la que comenzar.
Interesante tematica, una avenida que lleva a mundos insospechados .
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